Decidió no permanecer y olvidó los últimos dos besos que derramó en sus labios aquel extraño y misógino seductor de segunda, comprendiendo en un soplo de respiración de aquel vago mequetrefe que sería su inspiración futura como una musa anacrónica y lejana, pero se dejó llevar por la vida y le hizo caso a su libertad, en ese entonces las calles se mostraban más oscuras bajo la luna de una primavera enamorada de las huidas y anécdotas pasajeras de rutinas efímeras y atemporales, de esas que se cuentan en las casas maternas y se olvidan en los rincones mientras un beso prohibido es el protagonista de una madrugada de ensueños…vagando por las vidas sabiendo nada de mentiras, profeta falsa de nuevas aventuras místicas, era mentira, su verdad no existía, fue eso y nada más un espejismo a falta de mar, una caricia en la hora de soledad, fue ella y nunca será más.
Otra vez en la encrucijada de mi acostumbrada vigilia El silencio reverberando en lugar de tu compañía atemporal y como siempre, desde mi balcón, agito la copa vacía Pero tu ausencia no escucha los ecos de este momento ideal Tu soliloquio escurre las palabras que espero con demasía Sigues postergando mi estadía junto a tu sitial Porque nuestra geografía se vuelve distancia imposible de franquear Está fraguada por linderos y mares de ansiedad Se devela que no hay atajos, ni recodos para quien no quiere llegar Demuestra ese hábito tu mirada al virar lejos de mi soledad Siempre a paisajes ajenos a mi sabana suele vislumbrar Incuestionablemente la cuestión suele aflorar ¿no hace mella mi letanía en tu individualidad? ¿No acorta los pasos mi verborragia ensimismada al gritar? No queda más que hacia atrás empezar a marchar en soledad Devolver los pasos, que, aunque perdidos, sus huellas algo nos deberán enseñar
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