Como saber que la noche traería estas sorpresas, con las lenguas de sal lastimando tu destino, pasamos las horas y venimos arrastrando el pasado excesivo, como nunca nos verán, ladrones sigilosos de palabras ocultas a los demás, somos memoria de una mentira, la que no saben siquiera que escribe sobre sus verdades, en las complicidades de la espera, el día amanece y las palabras reverberan, abrazando la ausencia del cuerpo, repitiendo las horas y las letras, ahora en el silencio del día se derraman verdades, se vacía el pasado y tu y yo en el infinito espacio de la irrealidad momentánea, reímos y jugamos a dibujar nuestro futuro, así en la noche de las verdades, el alcohol y las voces, el brindis clandestino y las miradas falsas en las sombras, no te veo pero se que me ves y despierto por largas horas de piedras, me regalas tu vida encapsulada en letras distantes y cercanas como la verdad que arropa la lejanía de nuestras miradas.
Otra vez en la encrucijada de mi acostumbrada vigilia El silencio reverberando en lugar de tu compañía atemporal y como siempre, desde mi balcón, agito la copa vacía Pero tu ausencia no escucha los ecos de este momento ideal Tu soliloquio escurre las palabras que espero con demasía Sigues postergando mi estadía junto a tu sitial Porque nuestra geografía se vuelve distancia imposible de franquear Está fraguada por linderos y mares de ansiedad Se devela que no hay atajos, ni recodos para quien no quiere llegar Demuestra ese hábito tu mirada al virar lejos de mi soledad Siempre a paisajes ajenos a mi sabana suele vislumbrar Incuestionablemente la cuestión suele aflorar ¿no hace mella mi letanía en tu individualidad? ¿No acorta los pasos mi verborragia ensimismada al gritar? No queda más que hacia atrás empezar a marchar en soledad Devolver los pasos, que, aunque perdidos, sus huellas algo nos deberán enseñar
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