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La incierta calma

Derramar mi verbosidad habitual
incierta se torna de nuevo esta calma
desvelada anacrónica de arrabal
por un cuerpo etéreo que mi mirada no agobia su caminar

De nuevo desvelos y cartas sin terminar
que no sepas escuchar las mejores frases desenvainadas quizás
viene a visitar la tortura del pasado
cómo es su costumbre, tan impreciso y sin invitar

No es lo mejor que mi pluma puede ofrecer
de hacerte voltear ves la necesidad
la mitad de la fascinación 
lo vuelve a estropear la ilusión
sin embargo, en lo onírico se dibuja tu camafeo
                                                     temor inesperado de esa silueta fantasmal

Que después de tanto tiempo
esta incierta calma se vuelva a quebrar
a temblar vuelve la divinidad de mi soledad
sus alhajas cuelgo en el altar

Hacia una oleada de sentimientos naufragar






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Para quien no quiere Llegar

Otra vez en la encrucijada de mi acostumbrada vigilia El silencio reverberando en lugar de tu compañía atemporal  y como siempre, desde mi balcón, agito la copa vacía Pero tu ausencia no escucha los ecos de este momento ideal  Tu soliloquio escurre las palabras que espero con demasía  Sigues postergando mi estadía junto a tu sitial    Porque nuestra geografía se vuelve distancia imposible de franquear Está fraguada por linderos y mares de ansiedad Se devela que no hay atajos, ni recodos para quien no quiere llegar Demuestra ese hábito tu mirada al virar lejos de mi soledad Siempre a paisajes ajenos a mi sabana suele vislumbrar Incuestionablemente la cuestión suele aflorar ¿no hace mella mi letanía en tu individualidad? ¿No acorta los pasos mi verborragia ensimismada al gritar?  No queda más que hacia atrás empezar a marchar en soledad Devolver los pasos, que, aunque perdidos, sus huellas algo nos deberán enseñar    

Te mentí, me dejaste hacerlo

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