¿Alguien dejó alguna huella de nuestro pasado?, ¿Será cierto que existe una imagen acongojada y reducida en una gaveta enmohecida?, pensando que quizás exista un pedazo de nuestras almas robado en algún momento olvidado por nuestras conciencias y que a cada hora se vuelva más y más amarillo, hasta que seamos sepia, decidí pensar en eso, en que quise olvidar que olvidé haber sido parte de un momento fulminante, como una estrella fugaz, que el cigarro de mi mano izquierda no me dejó disfrutar, que el vaso a medio vaciar me urgía más que la melancolía de mi futuro, fue más sencillo esperar a que nunca terminara todo ese pasado, lo veía tan presente, que nunca pensé que no sería mi futuro.
Otra vez en la encrucijada de mi acostumbrada vigilia El silencio reverberando en lugar de tu compañía atemporal y como siempre, desde mi balcón, agito la copa vacía Pero tu ausencia no escucha los ecos de este momento ideal Tu soliloquio escurre las palabras que espero con demasía Sigues postergando mi estadía junto a tu sitial Porque nuestra geografía se vuelve distancia imposible de franquear Está fraguada por linderos y mares de ansiedad Se devela que no hay atajos, ni recodos para quien no quiere llegar Demuestra ese hábito tu mirada al virar lejos de mi soledad Siempre a paisajes ajenos a mi sabana suele vislumbrar Incuestionablemente la cuestión suele aflorar ¿no hace mella mi letanía en tu individualidad? ¿No acorta los pasos mi verborragia ensimismada al gritar? No queda más que hacia atrás empezar a marchar en soledad Devolver los pasos, que, aunque perdidos, sus huellas algo nos deberán enseñar
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