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Pira de Recuerdos

Arden noches y días, por igual, por simple memoria ardiente de recuerdos que queman, todo a la hoguera, se lavan las vidas con agua de sal, con lenguas de fuego, las flamas alimentadas por las memorias, desdibujando al tiempo mismo, haciendo inútil las palabras de miedo, todo arde, todo quema, así las cenizas alzadas al viento demuestran un viaje más que culmina en ardor, en la gran pira de recuerdos hastíos, de conversaciones estériles y discusiones tardías, arden las palabras, los minutos, arde el tiempo futuro, conjugando en pasado su destino, en las llamas de la verdad imposible de esquivar, allí arden las habitaciones, sábanas y viajes, los segundos, el agua y la sangre, todo se quema como papel débil al calor, tan efímeras cenizas brotan de tan largo tiempo, tan falsas las verdades, luego del fuego, las cenizas, no arden, sólo vuelan, desperdigadas al azar del tiempo, viajando más allá, dejando sola la hoguera frente a un mar tan vacío como sus entrañas, arde para no arder más, tu combustible vagamente desaparecerá, lo que hace que ardas, lo que quemas, lo que desvaneces e incendias...

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Para quien no quiere Llegar

Otra vez en la encrucijada de mi acostumbrada vigilia El silencio reverberando en lugar de tu compañía atemporal  y como siempre, desde mi balcón, agito la copa vacía Pero tu ausencia no escucha los ecos de este momento ideal  Tu soliloquio escurre las palabras que espero con demasía  Sigues postergando mi estadía junto a tu sitial    Porque nuestra geografía se vuelve distancia imposible de franquear Está fraguada por linderos y mares de ansiedad Se devela que no hay atajos, ni recodos para quien no quiere llegar Demuestra ese hábito tu mirada al virar lejos de mi soledad Siempre a paisajes ajenos a mi sabana suele vislumbrar Incuestionablemente la cuestión suele aflorar ¿no hace mella mi letanía en tu individualidad? ¿No acorta los pasos mi verborragia ensimismada al gritar?  No queda más que hacia atrás empezar a marchar en soledad Devolver los pasos, que, aunque perdidos, sus huellas algo nos deberán enseñar    

Te mentí, me dejaste hacerlo

Hola habitación, por última vez saludo nuestro pasado, reverberan sonidos comunes a nuestro andar, la última vez que lo hacen, acá mi habitación camaleón se torna rojiza, esos tonos de traición, los rincones y los recuerdos, las paredes mudas aún, mi habitación dibuja mi estar, aquí y ahora en las ráfagas de angustia que desmoronan su paz, te saboreo por última vez antes de cerrar tu puerta, el ventanal donde dijimos tantas verdades, la nostalgia no es sólo mía y tú lo sabes, derramar las palabras como tantas veces me has visto hacerlo para ti hoy es un deleite ansiado, somos cómplices, refugio y refugiado, somos dos y uno en los recuerdos, el humo, los cigarros, las bebidas, los ungüentos, las horas malgastadas y las risas desperdigadas, tanto aquí en mi habitación, a la que hoy digo adiós, las paredes marchitas y los números de años dibujados en tu ausencia, al parecer nos quitan el uno al otro, marchita ya pareces, mi habitación camaleón, cambiabas de color cada vez que te lo anunci...

El silencio que te regalo

  Puede que mi silencio sea ensordecedor, sin embargo mis labios respiran suspiros que dejan estelas en la ausencia que tus ojos han surcado en mi estadía, porque las horas hablan de la ausencia y de ti Pero, esos destellos de remembranza solo hacen más pesadas las horas, las hacen de roca, pesadas, lentas...y la eternidad se dibuja en este mar de esperas, en esta hora cuando no quiero que se extinga la lumbre de tus pupilas. Con mi silencio te grito, cada día, hasta que tu decidas escribir, hasta que vacíes pensamientos en mi y el cántaro se rompa para colmar en un segundo todos los días de este erosivo silencio que mis labios han aprendido a pronunciar para ti.