El pasar del tiempo en la noche de idilios prohibidos y de caricias clandestinas ocultas por la madrugada, ha mostrado que el sepia no es el tono de su predilección , sin embargo es pasado, quizás algunos días olvidados, monótonos, en espera de la caída del sol, las noches de lluvia que no permitieron la trascendencia de las horas furtivas que nos regalaba un nuevo anochecer, horas que en el futuro sería un presente de arrepentimientos, sin embargo allí están los momentos que pasaron y que debían pasar, estaban presentes en nuestros presentes por una razón, la vida era para vivirla y nada más... ocurrieron para agradecer a la noche poder disfrutarlos, para recordarlos, la noche de los silencios, la noches de las risas y el humo, aquellos días de calor en el frente, en la noche de nuestro pasado que nunca tuvo tiempo de tornarse amarillo.