las sombras viajan en mi ventana  en el pesado barco que navega por la bruma de la noche  sonrientes calaveras se dibujan entre las olas de la neblina  desconocidos espantos visitan mi soledad  como una acuarela en movimiento sobre el vitral del tiempo  con la hoz en mano me indican su camino  estupefacto les regalo unas letras  no escucharán el silbido de mi susurro  nunca las frases destiladas por mi garganta serán relevantes al tiempo  ignoradas siempre por su lujuria al andar