La infinita melancolía de esta noche, vuelve a llenar la vena de recuerdos vacíos, porque somos menos que las horas de nuestra plusvalía, a ciencia cierta el tiempo estático en nuestras mentes nos vuelve a espantar, a decirnos que los tiempos pasados siempre serán mejores, que el aquí y ahora resulta más agobiante que las horas de cal dibujadas en minutos pasados, porque el vino y la sal no se mezclan, porque el recuerdo y el tiempo son mala compañía, la dama melancolía sabe la fórmula perfecta para mantenerte inerte en el espacio, delinea sus ojos y encarnece sus labios, debe vernos recordar, sin olvido...no hay olvido
Te sienta bien el velo del silencio… Porque ya no oculta la máscara de ese sentimiento El palpitar ambivalente que se asomaba en cada uno de nuestros encuentros Si tu pensamiento no quería cuestionamiento alguno Era mejor dejar pasar las horas en tu somier taciturno …No abrir excusas, dilatar angustias, salar heridas… Buscar plegarias en sitios a oscuras para no ver las manos que rezaban ciegas en un mar de esperas Que era mejor vagar por tu soliloquio, enfrascar la razón, cambiar de piel en cada estación Intransigente y cerrada, siempre enrevesada en el plexo de tu inmensidad La vanidad de ser tu profundidad, la de tu hermética poesía, la misma que será tu eternidad Alhajas de sal, quimera de cal, luces de bar, una estela de angustias en las dunas de nuestro mar…
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