La infinita melancolía de esta noche, vuelve a llenar la vena de recuerdos vacíos, porque somos menos que las horas de nuestra plusvalía, a ciencia cierta el tiempo estático en nuestras mentes nos vuelve a espantar, a decirnos que los tiempos pasados siempre serán mejores, que el aquí y ahora resulta más agobiante que las horas de cal dibujadas en minutos pasados, porque el vino y la sal no se mezclan, porque el recuerdo y el tiempo son mala compañía, la dama melancolía sabe la fórmula perfecta para mantenerte inerte en el espacio, delinea sus ojos y encarnece sus labios, debe vernos recordar, sin olvido...no hay olvido
De ti recordaré los lagos de espera...la mirada que no buscaba mutar desde mi yo de regaladas ausencias a soportar la estadía que te acusa, no mirabas... no entregabas Descubrirte fue encontrar el mar de silencio sentirme mal al escuchar el eco de mi voz volviendo siempre cargado de palabras, de mi bullicio Me canso también de ser yo quien te escriba que mis letras no floten en ese mar de estática como pesadas placas de metal, un material vacío que pesa tanto para tus ojos De ti me despido...porque no coincidimos la distancia mina, aletarga los encuentros... poco a poco esa tierra que soplaba se apelmaza sobre la piel se hace una costra que no nos deja mover y nuestros dedos quedan a milímetros de tocarse pero nunca lo hacen...se dibuja una costa En ese espacio, mínimo entre nuestros cuerpos... ahí, el viento se convierte en un remolino creando el torbellino de nuestro dilema el que me hace escribirte en secreto... mirando nuestras estatuas de cal a lo lejos y que aún, estando junt
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