No existes y aunque desvaríe,no eres tangible, un recuerdo inerte de la mente, no eres, no hueles...ni siquiera sabes al licor de la melancolía, no existes, sólo eres una foto amarillenta incapaz de remembranza, no eres eso, nada, no existes, no estás, hastío de un reflejo, persistencia de un espejismo, al fin y al cabo ni eres el reflejo inerte en ese espejo, fuiste, viviste...no existes...
Te sienta bien el velo del silencio… Porque ya no oculta la máscara de ese sentimiento El palpitar ambivalente que se asomaba en cada uno de nuestros encuentros Si tu pensamiento no quería cuestionamiento alguno Era mejor dejar pasar las horas en tu somier taciturno …No abrir excusas, dilatar angustias, salar heridas… Buscar plegarias en sitios a oscuras para no ver las manos que rezaban ciegas en un mar de esperas Que era mejor vagar por tu soliloquio, enfrascar la razón, cambiar de piel en cada estación Intransigente y cerrada, siempre enrevesada en el plexo de tu inmensidad La vanidad de ser tu profundidad, la de tu hermética poesía, la misma que será tu eternidad Alhajas de sal, quimera de cal, luces de bar, una estela de angustias en las dunas de nuestro mar…
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