Debí regalar palabras al silencio como castigo por no dejar de hablar
su verborrea irritaba los tímpanos del tiempo
escaseaba la razón en su conjunción, era errada su cantaleta
incluso la muerte en domingo no se da tregua
hasta el viento su soplido lo regala al olvido
y aún así el silencio atinaba con desacierto no parar de hablar
su verborrea irritaba los tímpanos del tiempo
escaseaba la razón en su conjunción, era errada su cantaleta
incluso la muerte en domingo no se da tregua
hasta el viento su soplido lo regala al olvido
y aún así el silencio atinaba con desacierto no parar de hablar
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