Descubrí ese cristal inerte en mi sien
refleja los latidos del tiempo inmerso en mí
pero desgarradoras premoniciones de mi soliloquio dibuja su latido
las venas se abren para recorrer el cenit
las pesadas horas se hacen piedra en las manos cansadas de la tarde
y los ojos desvelados sobre la premisa del rencor a la melancolía
se embarca de nuevo en un mar de ausencias
la impaciencia infinita de ver el neón y confundirlo con estrellas
ya se desgarrará el futuro bañado de alcohol
la huida de lo imprescindible
y el medio de vulnerar los pasos recorridos
Desbaratado en pedazos asincopados
el cristal reposa en el papel, tal cual tinta derramada
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