Revisé el relicario entre las alhajas de nuestra estadía
Minuciosamente con mirada distraída en la copa medio vacía
Se desliza por mi mente el dulce recuento de madrugadas robadas
Bajo una luz poco común, una que nunca encontré entre mis albas
Descubrí que tu mirada, esos ojos café tatuaron un sur distinto a mi latitud acostumbrada
Bosquejan un escrutinio distinto debajo de mi Ecuador conocido
Y como asidua a mí, rompiste los linderos de mi Alhambra
Poco a poco las fronteras de este corazón se dieron cuenta de algo desconocido
Así, el volver a mí se ha convertido en un renacer de viejos destinos
Con un calor de besos apasionados, mordiendo los labios de nuestros días
Apasionadas sábanas dibujan nuevas madrugadas incógnitas
Y un beso de despedida dibuja el cenit en nuestras mañanas
Para luego iniciar este ciclo divino de encontrarnos en lo clandestino
En habitaciones no tan extrañas, entre sábanas menos ajenas
Un vaivén de besos y vino, converger con el declamar del hastío de nuevos vientos
Y así decantar en oleos de este prodigio destino
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