Ahora a las horas de la noche les toca borrar tus besos dejados en mi piel, el roce de las manos clandestinas en mi cabello y tus labios derritiéndose en la antesala de los besos, borrar todo, escondidos como las estrellas se esconden cuando el alba las ahuyenta, y nosotros, mientras la noche dura,somos nosotros, desperdigados sentimientos de culpa, vemos las pupilas lejanas de nuestros días, yo preferí esconderlo, tu has alentado mi secreto, descubrí tu piel, descubriste mis labios, ese incesante latido de minutos prohibidos, deliciosa venganza del tiempo perdido, anhelo tus ojos tanto como anhelas mis labios, sin embargo, minutos malditos de roca caen y las horas clandestinas anuncian que la velada es finita, imposible devolverle pasos al camino sin un pesar en la memoria y el rencor al tiempo, plusvalía monótona derramada en mi espalda, imposible devolver sonrisas al destino, incierto como es preferimos dejar nuestros sueños secándose al sol mientras esperamos que nuestro desvelo sea suficiente para encontrarnos amarrados en nuevos besos clandestinos de miel y sal, por las calles de una ciudad marchita que esconde nuestro affaire como testigo mudo de los fracasos del tiempo.
Te sienta bien el velo del silencio… Porque ya no oculta la máscara de ese sentimiento El palpitar ambivalente que se asomaba en cada uno de nuestros encuentros Si tu pensamiento no quería cuestionamiento alguno Era mejor dejar pasar las horas en tu somier taciturno …No abrir excusas, dilatar angustias, salar heridas… Buscar plegarias en sitios a oscuras para no ver las manos que rezaban ciegas en un mar de esperas Que era mejor vagar por tu soliloquio, enfrascar la razón, cambiar de piel en cada estación Intransigente y cerrada, siempre enrevesada en el plexo de tu inmensidad La vanidad de ser tu profundidad, la de tu hermética poesía, la misma que será tu eternidad Alhajas de sal, quimera de cal, luces de bar, una estela de angustias en las dunas de nuestro mar…
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