Escasos vasos vacíos, testigos de penas ya marchitas que reverberan en mis venas, se adhieren a las paredes de mi inconsciente, resuenan y vibran, un sonido aterrador que trae la luz del día, la hora de despertar y oler la verdad, ya los vasos vacíos emanan el aroma del alcohol no más, un mero pretexto para ahuyentar esas penas con dos gotas de alquitrán y una buena calada de consciencia, ahumados los sentimientos nos disponemos a marchar hacia el vacío del día, obscuridad, fracasos y desdicha pueblan las calles de mi ciudad, espantado por recuerdos vívidos que ya no volverán, la piel de aquellos tiempos se marchita cada vez más con este sol inclemente de horas banales que distraen a la noche,soy tu fantasma, el que te ahuyenta, ese mismo al que buscaste y vaga por las calles de tu indiferencia, el que te incomoda en la noche, el que ahuyenta tus ganas, ese mismo que deseas erradicar, tu cruz...
Hola habitación, por última vez saludo nuestro pasado, reverberan sonidos comunes a nuestro andar, la última vez que lo hacen, acá mi habitación camaleón se torna rojiza, esos tonos de traición, los rincones y los recuerdos, las paredes mudas aún, mi habitación dibuja mi estar, aquí y ahora en las ráfagas de angustia que desmoronan su paz, te saboreo por última vez antes de cerrar tu puerta, el ventanal donde dijimos tantas verdades, la nostalgia no es sólo mía y tú lo sabes, derramar las palabras como tantas veces me has visto hacerlo para ti hoy es un deleite ansiado, somos cómplices, refugio y refugiado, somos dos y uno en los recuerdos, el humo, los cigarros, las bebidas, los ungüentos, las horas malgastadas y las risas desperdigadas, tanto aquí en mi habitación, a la que hoy digo adiós, las paredes marchitas y los números de años dibujados en tu ausencia, al parecer nos quitan el uno al otro, marchita ya pareces, mi habitación camaleón, cambiabas de color cada vez que te lo anunci...
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