Vaya a saber el tiempo de las noches aquellas que nunca borraremos de nuestra piel en la inmensa quietud de los días venideros, la nostalgia salvaje consume la vida de sal, las mañanas amargas sin el sabor del destilo amargo De tu piel, ayer fue, hoy la melancolía de los sentidos, que nunca fuiste ni seras, pero sabes, el tiempo es testigo, en vano, Noches, sábanas y días de sol , ¿para que los segundos pasan?, por qué la vida clama el sabor de tus labios, es quizás, la premura infinita de los lugares no visitados, las horas no malgastadas y el espacio olvidado en la mesa vacía de tus ojos oxidados por el tiempo finito
Te sienta bien el velo del silencio… Porque ya no oculta la máscara de ese sentimiento El palpitar ambivalente que se asomaba en cada uno de nuestros encuentros Si tu pensamiento no quería cuestionamiento alguno Era mejor dejar pasar las horas en tu somier taciturno …No abrir excusas, dilatar angustias, salar heridas… Buscar plegarias en sitios a oscuras para no ver las manos que rezaban ciegas en un mar de esperas Que era mejor vagar por tu soliloquio, enfrascar la razón, cambiar de piel en cada estación Intransigente y cerrada, siempre enrevesada en el plexo de tu inmensidad La vanidad de ser tu profundidad, la de tu hermética poesía, la misma que será tu eternidad Alhajas de sal, quimera de cal, luces de bar, una estela de angustias en las dunas de nuestro mar…
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