Esta noche, luego del frío intenso que deja la despedida del sol, después del baño de melancolía reflejado en el asfalto ardiente de las noches olvidadas por mi andar, ese que no puedo pisar, allí encuentro de nuevo las horas que deseo habitar, me veo perdido, de nuevo, en la acera equivocada, en el río de lágrimas de una nostalgia forzada, los sonidos recuerdan a la habitación, me quedo esperando y encontrar que todo está igual como lo dejé, pero no, el tiempo pasó, quito el color de las paredes, volvió sepia el amanecer...renacer del hastío, permanecer en la zozobra del presente, dejando atrás ese deseado pasado, en la frontera de la noche no es tan claro el camino de regreso, se borra y no logro devolver los pasos, el tiempo y la maldita mala hora del destino, mañana amanecerá pero allá amanece sin mi...una hora antes...el sol se burla de mi desespero...allá dónde mi vida espera sentada, jugueteando con los momentos, allá sentada tomando el sol, sin preocupación de no pertenecer...
Te sienta bien el velo del silencio… Porque ya no oculta la máscara de ese sentimiento El palpitar ambivalente que se asomaba en cada uno de nuestros encuentros Si tu pensamiento no quería cuestionamiento alguno Era mejor dejar pasar las horas en tu somier taciturno …No abrir excusas, dilatar angustias, salar heridas… Buscar plegarias en sitios a oscuras para no ver las manos que rezaban ciegas en un mar de esperas Que era mejor vagar por tu soliloquio, enfrascar la razón, cambiar de piel en cada estación Intransigente y cerrada, siempre enrevesada en el plexo de tu inmensidad La vanidad de ser tu profundidad, la de tu hermética poesía, la misma que será tu eternidad Alhajas de sal, quimera de cal, luces de bar, una estela de angustias en las dunas de nuestro mar…
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