El recuerdo de como volver, las pisadas que ansioso devolvía al camino, mi soliloquio, las noches que recordaban el olor del humo, las bocanadas de nostalgias y las risas del alcohol en falsas sombras por las que transitábamos sumidos en nuestra piel, todo eso lo olvidaré, los días de luna y las noches de sol, todas, las olvidaré, los sabores de los errores, traslucidas cortinas de savia calman al corazón, suaves al pasar de los recuerdos, las arenas finas del tiempo suavemente entierran las heridas bañadas de sal, la cal, el barco de piedra, las falsas sonrisas y hasta una mentira, la olvidaré, calmados los sonidos del reloj, la noche y el corazón, los días y el alcohol, lo olvidaré, desvariando al compás del nuevo metrónomo, el tic y el tac de los días de hoy, la vida y la nostalgia, la melancolía y la noche...lo olvidaré, con el recuento de las noches, el porvenir vaciado en el futuro de los días, el olvido entregado en un misiva, esta noche no será parte de mi vida...
Te sienta bien el velo del silencio… Porque ya no oculta la máscara de ese sentimiento El palpitar ambivalente que se asomaba en cada uno de nuestros encuentros Si tu pensamiento no quería cuestionamiento alguno Era mejor dejar pasar las horas en tu somier taciturno …No abrir excusas, dilatar angustias, salar heridas… Buscar plegarias en sitios a oscuras para no ver las manos que rezaban ciegas en un mar de esperas Que era mejor vagar por tu soliloquio, enfrascar la razón, cambiar de piel en cada estación Intransigente y cerrada, siempre enrevesada en el plexo de tu inmensidad La vanidad de ser tu profundidad, la de tu hermética poesía, la misma que será tu eternidad Alhajas de sal, quimera de cal, luces de bar, una estela de angustias en las dunas de nuestro mar…
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