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Allá y Entonces

Aquí y ahora las viejas cartas rotas sobre la mesa y un olor a sepia deambula por la habitación principal, sí, la misma del ventanal, allí en la alfombra descansan las horas de piedra que caían con nuestras carcajadas, son la huella indeleble de momentos estáticos y ahora llenos de ceniza, justo detrás de la colcha se encuentra nuestro primer beso, descansa bajo almohadas perdido entre nuestros deseos, desperdigados los sueños que escribimos en el sol, ausentes los nervios y las mentiras, se perdieron entre la rutina, que acumulada en la esquina aún sigue descomponiendo el paisaje de nuestras vidas, el sillón dónde comimos, el olor al perfume del vaticinio, las cartas vuelan de la mesa a la puerta, el umbral dónde nos despedimos, tratan de revivir nuestra historia de vida, así se destilan los días de sol y las noches de luna, pasan de nuevo por el ojal del tiempo, todo estático y en el mismo lugar que lo dejamos, ahí en nuestra pieza, las losas se quedan marchitas, mientras se cierra la puerta así como aquella vez lo hicimos, dejándolas de nuevo, para que la luz no pueda hacerle compañía.

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De ti recordaré los lagos de espera...la mirada que no buscaba mutar desde mi yo de regaladas ausencias a soportar la estadía que te acusa,  no mirabas... no entregabas Descubrirte fue encontrar el mar de silencio   sentirme mal al escuchar el eco de mi voz volviendo siempre cargado de palabras, de mi bullicio Me canso también de ser yo quien te escriba que mis letras no floten en ese mar de estática  como pesadas placas de metal, un material vacío que pesa tanto para tus ojos De ti me despido...porque no coincidimos la distancia mina, aletarga los encuentros... poco a poco esa tierra que soplaba se apelmaza sobre la piel se hace una costra que no nos deja mover y nuestros dedos quedan a milímetros de tocarse pero nunca lo hacen...se dibuja una costa En ese espacio, mínimo entre nuestros cuerpos... ahí, el viento se convierte en un remolino creando el torbellino de nuestro dilema el que me hace escribirte en secreto... mirando nuestras estatuas de cal a lo lejos y que aún, estando junt

Occidente

El salitre devenido en aliento terrenal suscita el espacio quedo de aquel respiro a mi nostalgia arrulla su suspiro ese marullo eterno en mi ventanal En la añoranza recurrente        Un abrazo quieto de luz eterno Desvaría sobre mi futuro incierto y a una quimera mi pensar atiende La sal de los ojos quema el tiempo eternas estas noches de piedra y sus horas en la hiel y las marchitas rosas de asfalto caliente añoro el encuentro Con mil rostros animal de mi habitación desde mil pedazos a tu encuentro roto y áspero                              con desatinos anhelo en la ciudad de brisas de idilio y desaparición.

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