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Tengo el presentimiento que no nos volveremos a ver

Hoy decidí preguntarle a mi pasado ¿qué hacía?, el me dijo regocijándose en alcohol, que la noche le regalaba sorpresas y que aún era muy joven para saber su destino, le repliqué que guardaba sus sueños en un cajón y que mi vigilia la reservaba para su futuro, le expliqué que era mi presente, sorprendido soltó el trago y mostro disgusto en sus ojos, saboreó la última gota de alcohol en su boca y volteó el rostro, como si no quisiera dar respuesta, hastiado de mi ser, tomó dos tragos cortos de su vaso amarillento, el mismo que saboreé alguna vez, y pude sentir el licor quemar mi garganta, suave deslizándose por mi cuerpo, le comenté que ya no era él, y me dijo ofuscado, ¿qué tiene de malo ser tu?, sorprendido por su respuesta bajé la mirada y comí mis uñas, asqueado me criticó por haberlo ahuyentado, con cinismo se burló de mis esfuerzos por subsistir, entre carcajadas ajenas pidió tiempo, resolvió escucharme, le pedí que me mostrara las caras con las que disfrutaba, sonriéndose me dijo que ya las conocía y que mañana las vería, ansioso aún, le dije que no , que mañana no tenía el rostro de mi ayer, su presente, dejando el vaso a un lado, indagó mis ojos, vio la realidad de mis palabras, y dibujó una mueca de piedad en sus ojos, vamos, supliqué, déjame ver tu presente, sonrió y mezcló más alcohol con sangre, ¿te lo perdiste verdad?, se levantó del sillón, encendió un cigarro de los que ya me he olvidado el sabor, y dijo, la suerte es efímera, hoy la tengo, mañana la pierdo, déjame darte algún consejo le respondí, con su mano alzada cayó mis plegarias, una calada de humo más, un trago amargo que lograba saborear en mi presente, calla y déjame disfrutar de la velada, las voces inquietas despiertan mi curiosidad, ¿recuerdas?, tu noche aún no ha de terminar, sí, le dije, la recuerdo bien, aunque ahora las fechas de tu presente se mezclan en mi cabeza y no logro distinguir las épocas, cuidado, replicó, en el valle de la memoria las hojas se marchitan rápidamente , su muerte es como el otoño, caen y mueren secas en los confines del tiempo, atónito miré al cielo, al bajar la mirada su humo borraba su silueta que con desdén me despedía con su mano derecha y con la izquierda tomaba el trago, de repente una mano en su hombro lo terminó arrastrando de mi memoria, tengo el presentimiento que no nos volveremos a ver…

Muchas veces más me sentaré con mi memoria, esperando verme hace ya tanto tiempo, una década cuento ya, y siempre el sillón vacío de un espacio olvidado me recordará que todo aquello quedó en el pasado.

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